lunes, 12 de diciembre de 2011

Booth y Brennan: El amor

Cinco meses para una nueva vida...

Capitulo 1

- Estoy embarazada, tú eres el padre.
Booth se había quedado mirándola sin saber qué decir, cómo si no hubiera sido capaz de entender sus palabras, como si lo que ella le estuviera diciendo no fuera algo real y le costara reaccionar y encontrar sentido a sus palabras. Ese silencio le había dolido más que cualquier palabra, más que cualquier otra reacción, no había esperado algo así de él y mucho menos cuando hacía dos segundos le estaba diciendo que tener un bebé era una cosa buena, pero claro, se estaba refiriendo al bebé de otros, no al suyo.
- Booth, ¿me estás oyendo? ¿me has entendido?
- ¿Estás segura?
- ¿Qué si estoy segura? – esa pregunta había colmado el vaso de su paciencia, no solo no decía nada sino que se atrevía a dudar de si era suyo, estaba empezando a enfadarse de verdad- ¿De qué quieres saber si estoy segura… de si estoy embarazada o de si tú eres el padre?
- De… – había tratado de rectificar- de lo primero, que si estás segura de que estás embarazada.
- Claro que estoy segura Booth, soy como un reloj y este mes ya tengo un retraso de más de una semana- le miró sorprendida y enojada, cómo se atrevía a poner en duda eso, y más aún cómo se atrevía a poner en duda el hecho de que el fuera el padre- y respecto a lo de que tú eres el padre, también estoy segura de eso, has sido el único con el que he mantenido relaciones sexuales en el último mes- dijo claramente ofendida.
- Pero solo fue una vez…
- ¿Y? ¿Qué quieres que te diga? Enhorabuena por tu extraordinaria puntería de francotirador. No te voy a negar que hay que tener mala suerte para que de la única vez que hemos tenido sexo me quede embarazada pero esa es la realidad, si quieres creerme perfecto, si no lo haces, es tu problema, yo no puedo hacer nada más al respecto y ahora creo que es hora de que me vaya a casa, ha sido un día muy largo y estoy muy cansada- levantó la mano para llamar a un taxi que pasaba por su lado, el taxi paró y se montó en él sin decir nada más, dejando a Booth solo en medio de la calle.
Booth se había quedado parado en medio de la calle, no había tenido tiempo de reaccionar cuando ya veía como ella se alejaba de allí en el taxi. Un hijo, repetía para sí mismo, vamos a tener un hijo, Huesos y yo vamos a tener un hijo. De repente, algo hizo clic en su cabeza y fue consciente de la situación, salió corriendo a por el coche, tenía que alcanzarla, decirle que sentía su reacción, o más bien su no reacción pero que no se esperaba que algo así fuera a suceder, pero que esto era algo… maravilloso, claro que lo era, un hijo siempre era una bendición del cielo y un hijo de ella era algo con lo que había soñado durante años, tenía que decirle que él aún la amaba, que nunca había renunciado a ella, que a pesar de lo que había pasado en el último año, él aún sentía lo mismo por ella.
Por su parte Brennan iba en el taxi llena de confusión, su corazón y su cerebro sentían un cúmulo de sentimientos que ni siquiera era capaz de explicar. Se sentía muy enfadada y angustiada, tenía ganas de llorar y de chillarle. Cómo era posible que Booth hubiera reaccionado así, él precisamente que siempre había defendido la paternidad como algo maravilloso había reaccionado de la peor forma posible, se sentía engañada y defraudada por la persona en la que más confiaba del mundo, pensaba que le conocía, que después de todos esos años juntos su reacción sería diferente, no esperaba que se lanzara a sus brazos y le jurara amor eterno, o sí esperaba eso. La verdad era que no sabía que esperar, toda esa situación era más de lo que podía afrontar, siempre que se había encontrado en una situación así, Booth había sido su bote salvavidas, él le había aconsejado muchas veces y le había abierto los ojos tantas veces, y ahora que era cuando más lo necesitaba, él se quedaba allí sin decir nada y además dudaba de esa paternidad. Sin poder evitarlo las lágrimas aparecieron en sus ojos, ya había llegado a su apartamento, sacó el dinero del bolso y pagó al taxista. Caminó hacia su portal con una sensación de vacío enorme en el pecho, sentía que se iba a derrumbar en cualquier momento, en la puerta del portal había alguien pero no fue hasta que estuvo a escasos metros que le vio. Era Booth.

Capitulo 2

- ¿Qué haces aquí?- dijo pasando por su lado sin ni siquiera mirarle.
- Huesos, tenemos que hablar.
- ¿Hablar? Booth creo que has dejado las cosas muy claras hace un rato. No tenemos nada más que hablar. No te preocupes que no te voy a molestar más con nada respecto a este embarazo- abrió la puerta para entrar en el portal, él la siguió hasta su apartamento- Booth te he dicho que no tenemos nada más que hablar, así que ahora hazme el favor de irte.
- No me voy a ir de aquí sin hablar Huesos, puedes enfadarte todo lo que quieras pero tenemos que hablar, déjame explicarte.
- ¿Qué tienes que explicarme?- gritó mientras que luchaba para que las lágrimas no volvieran a sus ojos- Que te arrepientes de haberte acostado conmigo esa noche, que no sabes cómo has podido meterte en este lío otra vez, está bien, lo siento Booth, siento que esto haya pasado pero como te he dicho no tienes que preocuparte. Este bebé será mío, no necesito tu dinero, tengo mayor seguridad económica que tú, un puesto de trabajo respetado y no necesito de ti para sacar adelante a mi hijo. Quizás he sido una ingenua al pensar que tú ibas a alegrarte, que querrías formar parte de la vida de este niño- dijo señalándose la tripa- Me he equivocado, pensaba que te conocía pero ya veo que no… ahora si me haces el favor, vete de mi casa y déjame en paz, mañana presentaré mi renuncia en el FBI, no quiero volver a trabajar contigo ni volver a verte en toda mi vida.
- ¿Has terminado?
- Booth, vete o te prometo que llamo a la policía- dijo cogiendo el teléfono.
- Hazlo, me da igual, pero no me voy a ir de aquí sin que me escuches.
- Nada de lo que digas va a cambiar nada.
- Huesos, lo siento, lo siento, lo siento… no tengo palabras para decir cuánto lo siento. Me he comportado como alguien despreciable, sé que te he fallado, pero ha sido la sorpresa. Huesos, lo que menos podía esperarme es que fueras a soltarme una noticia así en mitad de la calle. No me has dado tiempo de reaccionar, pero cómo puedes pensar que yo no quiero hacerme cargo de ese hijo. ¿Estás loca Huesos? Tú misma lo has dicho, me conoces perfectamente, sabes que para mí un hijo es una bendición, nunca, óyeme bien, nunca abandonaría a mi hijo, jamás permitiría que un hijo mío no tuviera a su padre.
- No tienes por qué cargar con este error.
- Huesos, te lo he dicho mil y una vez, un hijo no es un error, y si lo es, es un error maravilloso. Nunca me he arrepentido de tener a Parker y nunca me voy a arrepentir de este hijo contigo.
- Booth, no digas tonterías sé que esto es un error y sé que te vas a arrepentir, has dudado desde el primer momento, quizás tus palabras ahora sean otras pero lo has dejado muy claro al principio…
- Huesos, maldita sea, ¿qué tengo que hacer para que me perdones? Quieres que te lo pida de rodillas- dijo hincándose en el suelo- Lo siento, perdóname. Soy humano, no soy alguien perfecto, he dudado sí, pero ha sido una fracción de segundo, todo esto me ha pillado de sorpresa, no me lo esperaba. Pero he tardado un segundo en darme cuenta de que este hijo algo precioso, porque tener un hijo es un regalo pero sobre todo porque este hijo es tu hijo.
- Sí ¿y? ¿Qué tiene eso de importante? Sí, es mi hijo, ya lo has dejado claro que es solo mío.
- Huesos, no entiendes nada. Me refiero a que este hijo es un regalo porque es hijo tuyo y mío, porque va a ser fruto de ti, porque lo que hace que sea algo único y maravilloso es que va a ser fruto de una mujer tan especial para mí como tú porque…
- ¿Qué Booth? ¿Por qué? No entiendo por qué es tan importante que yo sea la madre de este niño, Rebeca también es la madre de Parker y sin embargo…
- Maldita sea Huesos, porque te quiero- dijo mientras se acercaba a una Brennan que le miraba con lágrimas en los ojos para tomarle las manos entre las suyas- Te quiero Huesos, siempre lo hecho. Llevo años amándote, a pesar de todo y de todos, nunca he conseguido sacarte de mi corazón.
- ¿Y Hannah?
- Eso es pasado, no voy a negarte que sentía algo por ella, pero creo que sobre todo, aunque decir esto puede parecer egoísta por mi parte, ella era una forma de escapar de ti, una forma de alejarme de ti. Sabía que tú no sentías lo mismo por mí que yo por ti y Hannah fue la forma de enmascarar mis sentimientos por ti, de intentar arrinconarlos en mi corazón bajo cien muros porque si salían iban a destruir todo. Pero cuando Hannah me rechazó y tú estuviste ahí, fuiste derribando esos muros uno a uno hasta que finalmente mis sentimientos por ti volvieron a aflorar más fuertes que antes. Sé que tú nunca sentirás lo mismo por mi pero eso no tiene que ser impedimento para que criemos a nuestro hijo juntos.
- Booth – se sentó en una silla mientras que se secaba las lágrimas- ¿De verdad piensas que no siento lo mismo por ti? Hace unos meses, cuando estabas con Hannah te dije que había recibido la señal y que no quería tener arrepentimientos, nada ha cambiado, bueno sí, ahora ya no tengo miedo a decirte esto. Te quiero Booth. Creo que llevo haciéndolo desde que te conocí pero nunca me había permitido ser sincera, ni contigo ni conmigo misma, Booth yo…
Booth se acercó a ella y la tomó entre sus brazos, apretándola contra su pecho, sentía cómo todo su cuerpo reaccionaba al abrazo. Se separó de ella y la besó en la frente, fue depositando besos por todo su rostro hasta llegar a sus labios donde se perdió en su sabor, sintiendo como de repente el mundo volvía a tener sentido y todo se asentaba justo en el sitio que tenía que estar.

Capitulo 3

Brennan se despertó a mitad de la noche de nuevo, hacía un par de días que no era capaz de dormir una noche entera, cada vez se encontraba más grande y pesada y se le hacía más complicado encontrar la postura cómoda para dormir en la que el bebé no le molestara o le diera patadas. No sabía por qué había tenido ese sueño, era la primera vez que soñaba con algo que había vivido pero le había gustado recordar ese momento, las cosas habían cambiado tanto desde esa noche. A su lado, Booth dormía plácidamente, únicamente llevaba puesto el pantalón del pijama y estaba acostado boca bajo, el brazo derecho sobre la almohada y el izquierdo junto a ella a penas rozándola. Se quedó mirándole, tenía el semblante sereno y una media sonrisa dibujada en la cara. Parecía tranquilo y relajado a pesar de la discusión que habían tenido antes de acostarse. Booth había insistido en hacer las cosas bien, como él decía, y compartir piso pero ella aún no estaba segura de querer hacerlo. Una cosa era que estuviera embarazada, ella era consciente de que todo había cambiado en muy poco tiempo, pero otra cosa era que él quisiera cambiar toda su vida de la noche a la mañana. Finalmente había accedido a repartir el tiempo entre su apartamento y el de Booth, y de ese modo, pasar el mayor tiempo posible junto. Ya hacía cuatro meses que estaban juntos y aunque las cosas como pareja funcionaban mejor de lo que había esperado en un principio, la convivencia no estaba siendo un camino de rosas, las discusiones eran bastante frecuentes pero siempre se quedaban en nada a los pocos minutos, sin embargo esa noche la situación había llegado tan al límite que había estado a punto de coger el coche y marcharse a su apartamento para evitar decir algo de lo que sabía que más tarde se iba a arrepentir. Se habían acostado cada uno en su esquina de la cama sin dirigirse la palabra y sin hacer ningún comentario más al respecto.
Siguió observándole mientras que, sin saber cómo, su mente volvía a volar mucho tiempo atrás, exactamente al momento en el que, saliendo de la consulta de Sweets, él le abrió su corazón por primera vez y le pidió que le diera una oportunidad. Un pinchazo en el corazón le hizo recordar lo mucho que le dolió aquello y ahora, viéndole allí, a su lado, estaba segura de que él había tenido razón cuando le dijo que “era él”, él lo había sabido mucho antes, a ella le había costado varios meses, una novia y tres días en los que su universo se puso del revés, darse cuenta de la realidad de sus sentimientos hacia él. Por suerte se dio cuenta a tiempo y si creyera en esas cosas, incluso podría pensar que la diosa fortuna se había puesto de su lado para alejar a Hannah de él.
Booth se revolvió entre las sábanas y se dio la vuelta para ponerse de lado, extendiendo el brazo para ponerlo sobre la barriga de ella, Brennan sonrió al sentirle. Se quedó muy quieta por miedo a despertarle, intentó volver a dormir ella también pero tenía hambre y el bebé no paraba de darle patadas “¿Tú también tienes hambre?” dijo mientras que acariciaba su tripa. Levantó el brazo de Booth con mucho cuidado para no despertarle, con cierta dificultad se levantó de la cama, salió cerrando tras de sí la puerta de la habitación y fue a la cocina a por algo de comer. Tenía unas ganas enormes de comer algo dulce, así que después de buscar por la cocina, decidió hacer tortitas, buscó todos los ingredientes y se puso manos a la obra.

Capitulo 4

Mientras que mezclaba los ingredientes, su mente volvió a esa noche. Nunca se lo había contado a Booth; pero al volver a su apartamento, sola, empezó a pensar que quizás había cometido el error más grande de su vida, había estado a punto de salir corriendo a su casa para… no sabía muy bien para qué ni por qué, solo sabía que al llegar a su casa una sensación de vacío le había atravesado el pecho, había sentido cómo la angustia le apretaba el corazón y los pulmones, dejándole sin aliento, cortándole la respiración, se había sentado en el sofá y por primera vez en muchos años, había vuelto a llorar. Recordaba que a la mañana siguiente se había despertado en el sofá de su apartamento, no se había movido de allí en toda la noche, tenía los ojos hinchados por las lágrimas y sentía como si un camión hubiera pasado por encima de ella, le dolían todos los músculos del cuerpo pero sin duda el dolor más intenso era el de su corazón. No sabía cómo iba a enfrentarse a Booth después de aquello, no sabía cómo volver a mirarle a la cara, no podía dejar de preguntarse por qué le había hecho eso, por qué había arruinado lo único real, bueno y valioso que tenía en su vida. Esa mañana, la idea de escapar comenzó a forjarse en su cabeza y esa pequeña idea se había convertido unos meses después en el detonante de su huida a las Islas Molucas. Porque, sin duda, era una oportunidad única como antropóloga pero sobre todo era una oportunidad de salir de Washington, de alejarse del Jefersonian y los asesinatos, y principalmente de escapar de Booth.
Toda esa situación le había superado por completo, se sentía atrapada en una realidad que no era la suya, ella, que siempre había tenido controlada su vida, sentía como de repente todo se le escapaba de las manos, cómo no era capaz de reaccionar ni de saber exactamente qué hacer o cómo afrontar la situación y finalmente el miedo fue mayor que todo lo demás y había acabado huyendo de allí. Sabía que huir era de cobardes pero en ese momento se sentía la persona más cobarde del mundo, pensaba que estando lejos de Booth las cosas cambiarían, que sus sentimientos sería diferentes y podría analizar todo con una perspectiva diferente pero la realidad había sido totalmente diferente. Había echado de menos a Booth desde el mismo momento en el que había puesto un pie fuera del avión, había tenido tiempo de pensar mucho en su relación, en todo lo que había pasado en los seis años que le conocía y en cómo, poco a poco, se había convertido en uno de los pilares de su vida. Cuando había recibido la llamada de Caroline pidiéndole que regresara para ayudar a Cam no había dudado un instante porque sabía que él también iba a volver y ese era el momento de retomar su vida en el punto en el que se había quedado antes de tomar la decisión de irse. Había llegado a Washington con la seguridad de que todo volvería a ser como antes, que él estaría allí para ella, que sus sentimientos no habrían cambiado y que ahora que ella tenía claro qué era lo que quería de su vida y sobre todo de él, todo sería más fácil. Sin embargo no había contado con algo, no había contado con que él hubiera seguido adelante y hubiera pasado su página y hubiera conocido y se hubiera enamorado de alguien. Cuando Booth le contó lo de Hannah, algo dentro de ella se rompió y esa noche, al volver después de siete meses a su apartamento, sola de nuevo, sintió que había perdido un trozo de ella.
Dejó la masa que estaba haciendo sobre la mesa para secarse las lágrimas que habían aparecido en sus ojos, recordar esos momentos le había hecho darse cuenta de lo mucho que aún le quedaba por decir a Booth y de lo afortunada que era en ese momento, ya que en ese mismo instante él dormía en la habitación de al lado, estaban compartiendo sus vidas, se acarició la tripa, iban a tener un bebé juntos y lo más importante, él la amaba. Sin embargo, tenía una sensación extraña, estaban juntos pero realmente ella no había sido plenamente sincera con él. Ella que siempre se había considerado una mujer que iba con la verdad por delante, cuando se trataba de hablar de sus sentimientos era como si toda su inteligencia desapareciera y fuera como una niña pequeña que está aprendiendo a decir sus primeras palabras y no encuentra la forma adecuada de transmitir lo que quiere decir. En el tema de los sentimientos se sentía una analfabeta total y le dolía porque no había sido capaz de decirle tantas cosas que le gustaría a Booth. Sintió que era el momento de hacerlo, puso las tortitas en un plato y encendió el ordenador, quizás si trataba de escribirlo fuera más sencillo, se sentó y abrió un documento en blanco, tardó más de diez minutos en escribir las primeras palabras pero una vez que lo hizo, empezaron a fluir solas, como si algo en su interior se hubiera activado súbitamente y le dictara exactamente lo que quería escribir.


Capitulo 5

Booth se dio media vuelta en la cama esperando encontrar el cuerpo de Brennan a su lado, sabía que estaba enfadada con él pero también sabía que si le hacía un par de carantoñas seguramente se le pasaría. Alargó el brazo hacia su lado pero no había nadie, abrió los ojos extrañados y vio que a su lado solo había un hueco vacío. Asustado miró hacia el baño pero la luz estaba apagada, no se oía ningún ruido, era como si no hubiera nadie. Y si se había ido, quizás la estaba presionando demasiado con el tema de vivir juntos y había cumplido su amenaza de irse a su apartamento, pero no podía ser, cómo iba a irse así, en mitad de la noche. Se levantó y salió al salón, al salir le vino un olor delicioso a tortita, miró el reloj del salón, no eran ni las cinco de la mañana. En el silencio se oía el traqueteo de sus dedos en el ordenador, estaba tan ensimismada escribiendo que no se había dado cuenta de que le estaba observando. Se apoyó en el marco de la puerta para mirarla, estaba preciosa, llevaba un pijama bastante feo, el pelo recogido en una coleta igual que cuando analizaba huesos en el laboratorio, ni rastro de maquillaje, mientras que miraba en la pantalla lo que acababa de escribir con una mano jugaba con el pelo y con la otra acariciaba distraídamente con ternura la tripa, le pareció la mujer más hermosa que había visto en su vida y un escalofrío le recorrió el cuerpo, era su mujer y ese bebé que acariciaba era su hijo, y estuvo más seguro que nunca de que si tuviera que dar la vida por ellos lo haría sin pensarlo ni un solo instante. Se acercó a ella por la espalda y le puso las manos en el cuello, sintió temblaba a su contacto.
- Huesos ¿qué haces aquí? No son ni las cinco de la mañana y ya estás trabajando.
- No podía dormir, el bebé estaba inquieto y tenía hambre, no quería molestarte dando vueltas en la cama así que he preferido levantarme.
- ¿Y te has puesto a hacer tortitas?
- Sí, quería algo dulce y en tu frigorífico no había nada que me apeteciera. Si quieres alguna, aún hay un poco de masa.
- Sí, creo que sí, total, ya no creo que pueda dormir más, así que desayunaré un poco antes – dijo mientras que encendía el gas para hacerse un par de tortitas, miró el ordenador- ¿Qué hacías? Estabas tan concentrada que ni siquiera me has oído.
- ¿Mmm? Nada, tonterías, estoy empezando un nuevo libro, estaba escribiendo unas notas.
- ¿Ah sí? Déjame ver.
- No- dijo cerrando el portátil, sabes que no me gusta que nadie lea nada de lo que he escrito hasta que está terminado.
- ¿Ni siquiera yo? – dijo con voz melosa.
- No, ni siquiera tú.
- Está bien, no insistiré más- sacó las tortitas y se sentó a su lado- ¿Sabes que me has dado un buen susto?
- ¿Yo? ¿Por qué? Si no he hecho nada.
- Pensaba que te habías ido, cuando me he despertado y me he dado cuenta de que no estabas en la cama, me he asustado.
- ¿Por qué iba a irme? –recordó la discusión de la noche anterior- Ah, ya lo entiendo, lo dices por la discusión de anoche.
- Lo siento Huesos, siento si te estoy presionando mucho. Sé que las cosas van demasiado rápidas y sé que a veces puedo ser demasiado exigente y poco razonable pero lo hago porque ahora mismo tú y ese bebé sois lo más importante para mí y si os pasara algo a alguno de los dos, no podría soportarlo… simplemente pensar que pueda- el miedo se dibujó en su rostro, Brennan se levantó y se acercó a el, sujetando con sus manos su cara para que la mirara de frente.
- Booth, tranquilo, nada malo nos va a pasar, lo sé. Me siento totalmente segura a tu lado, no imagino otro lugar más seguro en el mundo que aquí entre tus brazos- decía mientras se acurrucaba en su pecho- pero no puedo vivir en una burbuja, amo mi trabajo, tú mejor que nadie sabes lo que significa para mí, y amo mi libertad, mi independencia. Estoy segura de que quiero estar contigo pero también necesito que comprendas que necesito mi propio espacio, ¿lo entiendes?
- Claro que lo entiendo Huesos, te prometo que voy a tratar de dejarte tu espacio y ser menos posesivo. Lo último que deseo es alejarte de mí, ahora que te tengo a mi lado.
- Eso no va a pasar nunca Booth. Hay pocas cosas que tengo claras en este momento pero una de ellas es que nada ni nadie va a alejarme de ti, de eso puedes estar seguro- dijo mientras se acercaba más a él y miraba su reloj- Se me está ocurriendo que aún es pronto para ir al laboratorio y que ya que los dos estamos despiertos, podíamos… - No pudo continuar la frase pues él ya le estaba besando mientras dirigía sus pasos hacia la habitación.

Capitulo 6

En el laboratorio las cosas no iban bien, llevaban casi un mes atascado con el último caso. Una mujer había aparecido muerta en el bosque, todos los indicios señalaban a su marido como autor de la muerte pero no tenían ninguna prueba real para poder incriminarle. Booth le había interrogado varias veces y estaba convencido de que era él, no soportaba al tipo e incluso en el último interrogatorio Sweets le había tenido que sacar de la sala antes de que le partiera la cara. Necesitaban las pruebas así que Brennan y su equipo llevaban un par de semanas trabajando a destajo para conseguirlas. Pasaba las horas en el laboratorio y solo paraba a la hora de la comida porque Booth iba a buscarla para comer juntos y pasaba a recogerla por las noches para ir a casa. Todas las noches repetían el mismo ritual, preparaban algo de cenar mientras que seguían discutiendo sobre el caso, cenaban y mientras que Booth veía los deportes en la televisión, ella seguía escribiendo en el ordenador todo lo que siempre había querido decirle a Booth y no había hecho. Al principio le había costado pero al final las palabras habían terminado por salir solas y se había convertido en una costumbre escribir un rato todas las noches antes de irse a dormir. Aún no estaba segura de si lo que había escrito tenía algo de sentido, simplemente se sentaba con el ordenador delante y dejaba que sus dedos se deslizaran por el teclado, Booth la miraba de reojo mientras escribía, curioso por saber qué estaba escribiendo, le había prometido que cuando estuviera preparado le dejaría leerlo, le daba mucha vergüenza pero la realidad era que lo que estaba escribiendo era para él, era su declaración de amor hacia él.
- ¿Qué haces? – dijo Booth estirando los brazos y apagando la televisión mientras que se acercaba para cotillear en el ordenador.
- Booth… - dijo tapando la pantalla y sonriendo.
- Está bien, no miro. Venga, es hora de dormir. Ha sido un día muy largo y mañana también lo va a ser, tengo que volver a interrogar a Howard y tú deberías descansar también, has estado todo el día en el laboratorio sin parar y debes estar agotada.
- La verdad es que sí lo estoy – apagó el ordenador y lo dejó en la mesilla – Tengo las piernas doloridas y los gemelos cargados.
- A ver déjame ver esas piernas- decía mientras que se levantaba y se ponía las piernas encima mientras que empezaba a masajearlas - ¿Mejor?
- Sí mucho mejor, gracias – se quedó un rato callada mirándole- ¿De verdad tienes que interrogarle tú Booth? ¿No puede hacerlo otro agente? Quizás pueda hacerlo Sweets solo.
- No, es mi caso y no voy a dejar a Sweets solo con ese cabrón.
- Entonces déjame que vaya contigo al interrogatorio, antes solíamos hacerlo juntos, quizás sea de ayuda.
- Huesos te he dicho que no, sabes que me encanta trabajar contigo y en otro caso no tendría ningún problema en que vinieras pero en este no.
- ¿Estás seguro de que ha sido él, verdad?
- Sí, pero no puedo demostrarlo y por eso necesito que tú y tus cerebritos trabajéis en el laboratorio y me deis las pruebas que necesito para meter a ese cabrón entre rejas, eres la mejor y te necesito allí para que hagas tu magia.
- Booth, hemos revisado cada muestra un millón de veces y no hemos encontrado nada, es como si todas las evidencias nos gritaran que es el asesino pero hubiera ocultado todas las pruebas. Es muy frustrante.
- Tranquila, sé que lo vais a encontrar, estoy seguro.
- ¿Y si no lo hacemos? ¿Y si te fallo?
- Huesos - se acercó para ponerse a su lado - llevamos trabajando juntos más de siete años y nunca me has fallado.
- Pero…
- Huesos, confío en ti plenamente – dijo mientras que se acercaba y le daba un beso – Sé que me vas a dar esas pruebas, así que tranquila, y ahora a dormir – volvió a besarla, se acercó a darle un beso a la tripa y se metió a su lado en la cama y se acurrucó a su lado.

Capitulo 7

Al día siguiente Booth llevó a Brennan al laboratorio antes de ir al FBI y cuando llegó fue directamente al despacho de Sweets para preparar el interrogatorio y ver si había conseguido averiguar algo nuevo. Un par de horas después Brennan estaba sola en la sala de los huesos, llevaba un buen rato allí cuando lo vio, salió corriendo gritando que ya lo tenían, llamó a Booth pero no le contestó al móvil, posiblemente ya estaba en el interrogatorio. Tenía que decirle que ya tenía la prueba que necesitaban, estaba segura pero le dijo a Cam y Ángela que lo comprobaran mientras que ella iba hasta el FBI para hablar con Booth. No tenía coche así que llamó un taxi, por el camino, Cam le llamó para confirmarle sus sospechas, había restos de sangre en uno de los huesos y coincidía con el ADN del marido.
Le dijeron que Booth estaba en la sala y fue para allí, tenía que llamar pero sabía que no podía interrumpir, no estaba permitido entrar allí pero tenía que decirle a Booth lo que había descubierto. Llamó a la puerta un par de veces y esperó que alguien abriera, fue Sweets el que lo hizo.
- Brennan, ¿qué haces aquí? Estamos en un interrogatorio.
- Lo sé Sweets pero Booth no me contesta al teléfono y tengo que hablar con él, es importante, es sobre el caso, ya tenemos las pruebas.
- Booth- dijo dándose la vuelta- Aquí hay alguien que quiere hablar contigo.
- ¿Ahora Sweets? No crees que puede esperar.
- No, creo que no- se apartó para dejarla pasar- Es la Dra. Brennan.
Booth la miró con la sorpresa dibujada en el rostro pero si ella estaba aquí solo podía significar una cosa, la miró y al ver su cara no hizo falta que le preguntara nada más.
- ¿Estás segura?
- Completamente, me lo acaban de confirmar del laboratorio.
- Está bien, pasa, siéntate- Se dio la vuelta – Está es la Dra. Temperance Brennan, ella y su equipo acaban de encontrar la prueba que me faltaba para meterte entre rejas, ¿por qué no te haces un favor y confiesas?
- Es muy guapa- respondió mirando a Brennan con deseo- ¿De dónde la has sacado agente Booth? Porque seguro que es muy buena en la cama.
- Tú, cabrón – decía mientras giraba la silla de tal forma que no pudiera mirarla- Ni se te ocurra mirarla ni decir nada más de ella.
- ¿Qué pasa Booth es tu putita? Pero si está embarazada y todo… apuesto a que ese niño es tuyo- sonreía irónicamente- O a lo mejor no, nunca se sabe con estas putitas, te hacen creer que…
- ¡Booth! – le detuvo Sweets- No entres en su juego, eso es lo que quiere, solo está provocándote.
- Está bien, no tengo que aguantar esto más. Howard Stelle quedas detenido por el asesinato de Olivia Simons, tiene derecho a permanecer en silencio, todo lo que diga puede ser utilizado en su contra ante un tribunal, tiene derecho a un abogado, sino tiene uno se le asignara uno de oficio. Ahora tira escoria.
Salieron de la sala de interrogatorios, con Booth sujetándole con ambas manos mientras le ponía las esposas y Sweets y Brennan delante hablando. Brennan estaba enseñándole los resultados que le habían enviado del laboratorio a Sweets cuando todo se volvió confusión. Howard había conseguido esquivar a Booth y en un rápido movimiento estaba junto a Brennan amenazándola con un bolígrafo.
- Todas las armas al suelo o le se lo clavo y tengo conocimientos de anatomía. Solo tengo que poner esto aquí- dijo señalando a su carótida- y se desangrara en un par de minutos. Agente Booth, tú el primero, o quieres ver como mato a tu putita y a su bebé.
- Cómo te atrevas a ponerle un dedo encima te juro que acabo contigo.
- ¿Qué vas a hacerme? ¿Vas a atreverte a dispararme con ella tan cerca? Ni siquiera tu puntería de francotirador te va a servir para esto, un pequeño fallo y está muerta.
- Booth- dijo Brennan tranquila- Yo puedo- sabía lo que le estaba diciendo.
- No, ni se te ocurra, Huesos por favor, déjame a mí. No tienes que hacerle daño a ella, es a mí a quien quieres, ¿no? Vale, pues mira, aquí está mi arma, estoy totalmente desarmado, me cambio por ella – dijo mientras dejaba el arma en el suelo y Howard la recogía.
- Qué bonito es el amor. Me enterneces, pero no, prefiero a ella, hacerte daño a ti sería muy fácil, me gustan las cosas más complicadas.
- Como tu mujer, ¿verdad?- atacó Brennan- Pensabas que nadie sería capaz de encontrar nada que te relacionara con el asesinato.
- La verdad es que tengo curiosidad en saber cómo habéis encontrado las pruebas, todo era perfecto, la muerte fue “natural”, no había arma homicida, ni pruebas que me incriminaran.
- Te equivocas, eres diabético y para inyectarle la droga usaste una de tus jeringuillas pero no estaba totalmente limpia, había restos de tu sangre y esa sangre entró en el torrente sanguíneo de tu mujer dejando un rastro en sus huesos.
- Muy lista, sí señor. Booth tengo que reconocer que es muy buena.
- Déjala, de verdad piensas que vas a salir de aquí tan fácilmente, estás en un edificio federal, no vas a poder llegar a la puerta.
- Booth – le miró Brennan- ahora…
Todo ocurrió en una fracción de segundo, Brennan le pisó lo suficiente para que separara el arma de su lado y se agachó, Booth cogió otra de sus armas, solo se oyeron gritos y un par de disparos y después el silencio.

Capitulo 8

En el hospital todo era confusión, Brennan esperaba impaciente en la sala de espera junto a Cam, Ángela y Hodgins que les dieran noticias pero nadie les decía nada, solo había un vaivén continuo de médicos y enfermeras. En el momento de confusión tras su pisotón, Booth había aprovechado para disparar a Howard pero este también había conseguido disparar, varios agentes habían disparado también sus armas por lo que el al final habían resultado heridos tanto Howard como Booth y Sweets. A pesar de que la herida de Booth era superficial, los médicos habían decidido hacerle un examen más profundo para descartar posibles hemorragias internas, la herida de Sweets era más complicada y habían tenido que intervenirle y aún no sabían nada de su estado y Howard había muerto de camino al hospital.
- Ustedes son los familiares de Seeley Booth y Lance Sweets, ¿verdad? – dijo finalmente uno de los médicos acercándose a ellos.
- Sí somos nosotros- respondió Brennan levantándose de la silla - ¿Cómo están?
- El agente Booth se encuentra fuera de peligro, hemos descartado cualquier lesión interna, su herida únicamente ha necesitado unos puntos de sutura, en unas horas podrá irse a casa.
- ¿Y Sweets?
- En el caso del paciente Lance Sweets la bala tenía una trayectoria complicada, teníamos agujero de entrada pero de no salida, hemos podido extirparle la bala, ahora está en la UCI, deberá quedarse allí las próximas horas y si no hay complicaciones le pasaremos a planta esta noche.
- ¿Podemos pasar a verles?
- Sí, por supuesto, pero solo una persona por paciente.
- Brennan tú entra a ver a Booth y yo iré a ver a Sweets – dijo Cam.
- De acuerdo.
Brennan se acercó al box en el que estaba Booth tomando uno de los pudines que le habían dado y que tanto le gustaban. Cuando la vio, le sonrió. Brennan se acercó a él y por primera vez desde el tiroteo se derrumbó y comenzó a llorar.
- Tranquila Huesos, estoy bien, mira no es más que un rasguño de nada. Ven, siéntate aquí- dijo señalando el hueco de la cama, ella hizo lo que él le dijo sin parar de llorar, él le tomó la mano y le acarició- Tranquila, ¿vale? Ya está, ya ha pasado – decía mientras que le limpiaba las lágrimas que caían por la mejillas.
- Tenía tanto miedo Booth.
- Yo también, si ese cabrón te llega a hacer algo. Cuando he visto la pistola apuntándote… y tú, ¿por qué no me puedes hacer caso? ¡Sabes que podía haberte matado!
- Booth sabes que sé defensa personal.
- Pero estás embarazada, cuando te vas a dar cuenta de que tus movimientos ya no son tan rápidos como antes… bueno no vamos a discutir ahora además el error ha sido mío que he consentido que se burlara de mí antes de que le pusiera las esposas.
- No ha sido tu culpa Booth, así que deja de decir esas tonterías.
- ¿Cómo está Sweets?
- Bien, le han tenido que operar para extraerle la bala, está en la UCI, Cam ha entrado a verle. Si evoluciona bien esta misma noche le subirán a planta.
- ¿Y Howard?
- Muerto.
- No voy a decir que lo siento.
- No vuelvas a hacerme esto – se acercó a él y le dio un beso- Si te pasara algo no sé qué sería de mí.
- Tranquila, pero tú prométeme que no vas a volver a enfrentarte a lunáticos que te apuntan con una pistola.
- Te lo prometo… pero no te aseguro que no vaya hacerlo.
- ¡Huesos!
- ¿Qué?
- Nada, ya me aseguraré yo de que no vuelvas a estar en otra situación así – dijo sonriendo y acercándose de nuevo a ella para besarla.

Capitulo 9

Una semana después del tiroteo las cosas habían vuelto casi a la normalidad, Booth ya estaba recuperado pero aún permanecía de baja, Sweets aún estaba en el hospital ya que su intervención había sido más complicada. Como estaba de baja Booth se pasaba buena parte del día con él en el hospital, a pesar de que había sido muy pesado como terapeuta los primeros meses al final Sweets se había convertido en uno de sus mejores amigos y en este momento se sentía muy agradecido ya que él había recibido la bala que iba directa a Brennan.
- Ey, Sweets ¿cómo estás? – dijo acercándose a la cama y dejando una caja de bollos encima de la mesilla- Huesos me ha pedido que te traiga esos pasteles, lleva unos días cocinando a todas horas, la verdad es que están realmente buenos pero tengo ganas de volver a trabajar y que tengamos un nuevo caso o no voy a poder entrar por la puerta de la oficina- bromeó Booth.
- Booth, me encuentro muy bien, no sé por qué me tienen aquí todavía, ya les he dicho que me dejen ir a casa pero dicen que aún es pronto.
- Sweets, ellos son los médicos y saben más de esto que tú, así que si te han dicho que te quedes aquí, te quedas y no hay discusión.
- Vale, vale. ¿Entonces como va todo?
- Bien, estoy aburrido de estar en casa pero al menos puedo estar pendiente de Huesos, estos días de descanso le están viniendo muy bien – se quedó mirándole pensativo.
- ¿Qué pasa Booth? conozco esa cara – preguntó un siempre observador Sweets.
- Nada… bueno en realidad sí, no he podido darte las gracias antes y quería decirte lo agradecido que estoy por lo que hiciste.
- ¿Gracias? ¿Por qué?
- Esa bala que te extirparon sabes que iba a Huesos, tú te interpusiste entre su cuerpo y la bala, pudo haberte matado pero no lo pensaste y lo hiciste. No sabes lo mucho que eso significa para mí, dios sabe qué podría haber pasado si esa bala hubiera impactado en la tripa de Huesos – la angustia se dibujó en la cara de Booth.
- Tranquilo, no pasó nada, yo estoy bien.
- Pero tú salvaste a mi mujer y a mi bebé y estaré en deuda contigo toda la vida. Gracias de verdad Sweets- se acercó y le dio un abrazo.
- De nada Booth – trató de hacerse el duro disimulando las lágrimas- Volvería a hacerlo sin dudarlo por cualquiera de los dos.
- Lo sé, gracias amigo – se separó Booth también emocionado- Bueno, basta de sensiblerías y vamos a probar los bollos que ha hecho Huesos, ¿vale?
- Me parece bien, acércame uno.
Al estar Booth de baja, en el laboratorio estaban tranquilos, identificando unos huesos de la edad media, Brennan había terminado de escribir ya su declaración pero aún no había encontrado el momento de dársela a Booth para que lo leyera, no se atrevía a hacerlo directamente así que había preparado todo para que él la descubriera cuando ella no estuviera en casa.
- Huesos – entró Booth llamándola en el apartamento – Ya estoy aquí, ¿dónde estás? Sweets está mucho mejor, le han dicho que si sigue así en un par de días le mandan para casa y a mí ya me han dado el alta… - Nadie contestaba- ¿Se puede saber dónde se ha metido esta mujer?
Encima de la mesa del salón encontró un montón de folios y una nota, la tomó en la mano, era la letra de Brennan y la leyó “Booth, esto es lo que he estado escribiendo todas estas noches, te he mentido, no se trata de un nuevo libro sino que es algo que he escrito para ti, bueno en realidad para los dos. Sabes lo mucho que me cuesta expresarme, me gustaría poder ser como tú y mostrar más mis sentimientos hacia ti, sé que sabes lo mucho que significas para mí pero necesitaba ponerlo en palabras para que tú lo supieras y escribiéndolo ha sido la mejor forma que se me ha ocurrido. Te quiero. Huesos” Booth se quedó sin palabras, mirando los folios, nunca se hubiera esperado algo así de ella, sabía que le costaba abrirse pero él sabía lo que ella sentía por él. Cogió los folios, se sentó en el sofá y comenzó a leer.

Capitulo 10 (ultimo) espero que os haya gustado ;)

“Había una vez una niña a la que sus padres dejaron sola cuando aún era muy joven, esa niña tuvo que aprender a hacerse mujer por ella misma, tuvo que aprender a salir adelante ella sola sin que nadie la levantara si se caía, sin que nadie le diera un beso de buenas noches ni la felicitara en los días importantes de su vida, ni se alegrara por sus logros ni se preocupara si estaba enferma. Esa niña tuvo que aprender a vivir sin el cariño y el amor de unos padres y de una familia, tuvo que hacerse a sí misma fuerte, valiente, capaz de sobrevivir a todo, tuvo que formar una coraza infranqueable en su solitario y dolorido corazón y cubrirse con un caparazón capaz de protegerla de todo y de todos y que la hiciera inmune al daño, al miedo y a cualquier agresión del exterior. Esa niña se hizo una mujer fuerte, fría, soberbia, profesional, perfeccionista pero vacía, una mujer que llenaba sus días con trabajo, haciendo lo único que sabía hacer bien, una mujer que no sabía lo que era la amistad y mucho menos el amor.
Un día, en la vida de esta mujer, apareció un hombre que la cambió por completo. Este hombre era, a primera vista, todo lo opuesto a lo que ella era, creía en algo tan disparatado como el destino, era capaz de sacarla de sus casillas, enfadarla como nadie pero también de discutir sus argumentos y tratarla de igual a igual. Este hombre apareció como un soplo de aire fresco en su vida, le dio un trabajo que la llenaba más que todo lo que había hecho a lo largo de su vida, le dio una motivación para levantarse cada día e intentar ser mejor de lo que era. Este hombre, sin saberlo, fue dándole lo que más necesitaba, reconocimiento, aprecio y sobre todo respeto. Porque con él podía ser ella misma, no tenía que ocultar sus miedos, podía discutir con él de cualquier cosa porque siempre tendría un argumento que debatirle, un consejo que darle e incluso un apoyo en el que sostenerse. Este hombre se convirtió en su compañero de trabajo, algo que ella jamás había tenido, por primera vez en toda su vida sentía que formaba parte de algo, gracias a él empezó a formar parte de un equipo, se unió con personas que, totalmente diferentes a ella, le dieron todo lo que nunca había tenido. Poco a poco este compañero de trabajo le enseñó a compartir, a reírse incluso de sí misma, a festejar una navidad, a dar un abrazo y a recibirlo, junto a él aprendió que podría arriesgar su propia integridad por la de otra persona, aprendió a dar sin pedir nada a cambio y aprendió a recibir cuando menos lo merecía. Y el compañero se hizo confidente, consejero y amigo, según iban pasando los años, su dañado corazón fue cicatrizando, cada vez dolía un poquito menos porque él había sabido como curar sus heridas y la coraza que había a su alrededor se fue rompiendo poco a poco, a penas sin darse cuenta.
Y llegó un día en el que el caparazón de esa mujer era casi una lámina invisible y él le dijo que la amaba y le pidió una oportunidad y ella quería dársela pero sintió miedo, mucho miedo, porque para ella todo era nuevo. Nunca en toda su vida había sentido por nadie lo que sentía por él, nunca había sentido que se le paraba el corazón como lo hacía cuando él la tocaba, nunca había sentido que su vida dependiera tanto de la de otra persona. Pero sobre todo sintió un miedo atroz porque sentía que no podía tener todo bajo control, porque había peligros que se escapaban de sus manos, sentía que si fallaba en un solo movimiento, algo podía fallar y él acabaría dañado y el miedo fue más fuerte que todo lo que sentía por él y entonces huyó. Como una ilusa pensó que alejándose de él sería más fácil olvidarle, que sus sentimientos cambiarían por estar separados por cientos de kilómetros. Sin embargo, cada noche se despertaba soñando con él y al contrario de lo que había pensado que pasaría, sus sentimientos se hicieron cada vez más fuertes y cuando regresó ya era tarde pues ya le había perdido. Se sentía cobarde porque no había tenido el valor de afrontar la verdad porque la verdad era que le amaba como nunca había amado a nadie y cuando fue consciente de ello sintió como su corazón se rompía en mil pedazos. Volvió a sentirse como esa niña sola y trató de volver a ponerse su coraza pero ya no pudo porque él la había destruido por completo y trató de odiarle y de olvidarle pero no pudo. Y se sentía mala persona porque verle a él feliz con otra persona la destruía por dentro, porque sentía que esos besos y esos abrazos le hubieran pertenecido a ella si hubiera sido más valiente.
Y entonces durante tres días todo su universo se puso patas arriba y fue valiente y abrió su corazón y aunque le dolió el rechazo se sintió bien con ella misma porque por fin le había dicho lo que sentía. Y cuando su universo se puso de nuevo correctamente, él volvió a su lado, le partió el corazón verle tan triste y abandonado, tan dolido, pero esa noche cuando volvió a su casa se prometió a sí misma que nunca más iba a alejarse de él, pasara lo que pasara. Incluso si creyera en algo tan estúpido como el destino podría pensar que se estaba poniendo de su lado, devolviéndoselo. Y poco a poco volvieron las risas y los momentos compartidos juntos, las confidencias, incluso los planes de futuro. Después de unos meses volvió a estar entre sus brazos y se amaron como tenían que haber hecho desde el principio y entre sus brazos sintió el verdadero significado de la palabra amor. Por fin esa mujer que había sido una niña asustada y solitaria se convirtió en la mujer que ahora es, una mujer feliz y completa en todos los sentidos, embarazada, compañera, amiga, confidente, amante y enamorada del hombre que le hizo ver que el mundo puede ser un lugar perfecto si a tu lado está la persona a la que amas.
Booth, sabes que para mí es muy complicado abrir mi corazón y expresar con palabras lo que siento, soy una mujer de ciencia, de hechos y desde hace mucho tiempo solo hay un hecho en el que tengo absoluta certeza, te quiero y lo seguiré haciendo siempre. Estoy más segura que nunca de que quiero que formes parte de mi vida, que quiero compartir cada paso del camino a tu lado, sé que discutiremos, sé que no será fácil pero también sé que solo al verme a través de tus ojos la vida tiene ahora sentido y que solo de ese modo puedo ver el verdadero amor. Por eso, mi amor, quiero darte las gracias por hacer de mí una mejor persona, por convertirme en una mujer completa, por estar siempre a mi lado, por ayudarme y soportarme cada día, por todo lo que hemos vivido y por lo que nos queda por vivir, gracias. Hace tiempo deseaste para mí felicidad, amor y risas y eso es todo lo que tengo estando a tu lado”.
Booth terminó de leer y se quedó en silencio mientras que se secaba las lágrimas que tenía en los ojos. Apoyada en el marco de la puerta, observándole, estaba Brennan, tan ensimismado estaba en la lectura que no había notado que ella llevaba un rato allí. Cuando levantó la vista, la vio allí parada, expectante sin saber qué decir ni qué hacer, dejó los folios encima de la mesa y caminó hasta su lado, sin decir una palabra se abrazaron inundando cada poro de su piel con su aroma, su tacto. Booth se acercó a su oído y le susurró “Gracias a ti, te quiero”. Brennan cerró los ojos y se acercó más a él, sabía que esas palabras eran las más reales de su vida y que por fin había llegado a su hogar.